La mayoría de los agüistas eran asiduos durante muchos
años a hacer su cura de aguas, siempre en las mismas fechas e ir al mismo hotel,
pensión o casa particular. Fiel testimonio de lo bien que le sentaban, algunos
decían, seguían viniendo por
agradecimiento. Y no solamente era el paciente, también le acompañaba la
familia, esposo o esposa, hijos, hermana, algunos incluso criada y chófer. Así
que todos los años, al coincidir en unas fechas concretas, en los hospedajes la
convivencia, familiaridad y amistad se reforzaba cada año.
Fidelidad como la de un joven que en 1950 o antes, acompañaba a sus padres, él también tomaba
el agua, siempre en el mes de mayo, se
casó y con su esposa acudía en mayo, faltaron sus padres y siguió viniendo en
mayo. Inició negocios en Canadá y en mayo no faltaba a su cita en Marmolejo;
años después el negocio lo tenía en Venezuela y en mayo lo saludábamos aquí.
Cerró
el Gran Hotel por reformas en 1984 y se hospedaban en la residencia
Los Leones o en el Hotel Del Val. Cuando no abrieron las fuentes del
balneario, tomaba el agua en la de Los
Socialitas. Y al cerrar ésta, en este mes de mayo de 2014, lo vieron beber el agua de los manantiales que
hay en el arroyo La
Zarzuela.
Este señor merece el reconocimiento, homenaje y mención
especial no ya de la empresa, que ha desaparecido, sino también del municipio y pueblo
de Marmolejo, por su fidelidad a las aguas de su balneario.
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