lunes, 17 de noviembre de 2014

21.- Toreo de salón

Al Gran Hotel estuvo viniendo, durante muchos años, un señor soltero, militar jubilado, muy aficionado a los toros. Los clientes que lo conocían de otros años, esperaban con interés la noche que hacía demostración del toreo de salón. Después de la cena, se reunían en el salón y don Fernando, que así se llamaba, bajaba de la habitación su capote y como un maestro experimentado daba lances de todo tipo: verónicas, revoleras, chicuelinas, medias verónicas, faroles, gaoneras, largas… todo un repertorio. Al final de la “faena” aparecía Augusto Moreno Ballesteros, conserje, haciendo de mozo de espadas, con un vaso de agua en un plato y una servilleta en el brazo para que el “maestro” se refrescara, tomándoselo éste muy en serio bebía un buchito y se secaba con la servilleta.  Ni que decir tiene los aplausos y olés del “respetable”, que pasaba una velada muy entretenida. 

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